—Me hubiese gustado que te quedaras. —Dijo aquella voz femenina, suave y dulce.
Last night I woke up in the middle of the night
With tears in my eyes and a heavy feeling in my heart.
I dreamed I lost you and I felt I was sinking into the ocean
Wishing it wasn’t true.
¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que escribí algo? La verdad es que huía y evitaba hacerlo a toda costa porque mi sentimiento de inferioridad siempre me dijo que era malo para esto a pesar de que mi razón me repetía que es cuestión de práctica, como todo. Mientras más lo hagas, mejor te harás. Y es que siempre ha sido la guerra que batallo en mi interior. And most of the time it ends up with “Today I fought myself and lost” pero la verdad es que ya estoy harto de ese loop de self-pity y deprecation que me hace caer en espiral a viejos hábitos que a su vez me hacen sentir estancado y se repite el círculo mientras mi verdadero yo es suprimido hasta el olvido. Lo que escribiré a continuación será como una especie de diálogo interno o eso espero porque no tengo libreto ni plan y pienso que es mejor de esa manera. Solo dejarme sentir a través de las palabras para sacar todo de mi pecho y finalmente ponerlo en perspectiva. Porque de verdad quiero traer a la realidad esos mejores días.
El viento ondeaba entre aquellos cabellos que brillaban con el rayo del atardecer. Mitad castaño, mitad rubio. Contrastaba perfecto con su piel blanca inmaculada como la porcelana de las estatuas más atesoradas de la historia. Y aquellos ojos color café… Podría perderme una vida entera en ellos si no era lo suficientemente cuidadoso.
Noviembre 28, noche fría.
Los vientos que recorrían la ciudad podían hacerte helar los huesos. ¿Pero qué
puedo decir? Me encantan las noches así. Eran cerca de las 11:00 pm cuando
decidí ir al baile que me habían invitado. No era una ciudad muy grande y
apostaba mi alma a que muy probablemente me encontraría varias caras conocidas
y no me gustaba para nada esa idea. Así que decidí tener un plan B. ¿Cuál era
ese plan B? Pues, lo primero que necesitaría sería una cajetilla de
cigarrillos. Me detuve en la primera estación de gasolina que encontré y luego
de cargar entré al pequeño market para pagar y pedir una cajetilla de Lucky
Strike blue, y un six pack de märzen. Tan pronto me subí al auto encendí uno de
los cigarrillos, aspiré un momento y dejé que el humo llenara mis pulmones por
un tiempo antes de exhalar de manera lenta y larga. “Bueno, let’s go”—me dije a
mí mismo al encender el auto y conducir hasta el lugar.