domingo, 18 de enero de 2015

Danzando

Ella se encontraba en aquel gran salón, el reloj marcaba exactamente las 4 am; su gran fiesta había acabado y ahora tenía el recinto completamente para sí misma. Se sentó en una de las tantas sillas que se encontraban en el lugar y suspiró; aquel lugar se le hacía cada vez más grande conforme se sentía cada vez más sola, aquella cúpula con techo de cristal por el cuál se colaba la luz de la luna que se veía completamente hermosa esa noche junto con aquellas estrellas que la acompañaban. Las luces se apagaron dejando el lugar siendo iluminado por aquel cielo estrellado, ella inmediatamente posó sus ojos en el techo y dijo para sí misma "Hasta la luna tiene quiénes la acompañen" mientras en sus ojos se reflejaba aquella tristeza de la que era presa. Jugaba con sus finas y delicadas manos tan cálidas cómo una mañana primaveral y tan suaves cómo la seda, se levantó y caminó hacia la puerta con un paso lento, casi arrastrado, cómo si sus piernas le pesaran... A mitad de camino y justo cuando se encontraba en medio de aquella cúpula se detuvo al oír el sonido de aquella gran puerta de madera abriéndose una vez más, lo cuál le pareció muy extraño pues no esperaba a nadie más, la fiesta había acabado por completo.

Notó que un extraño se acercaba, vestido con un traje completamente negro, guantes blancos relucientes, una máscara blanca que le cubría desde lafrente hasta la nariz, una capa del color del traje y una llamativa rosa roja en su bolsillo derecho, una rosa que brillaba cómo ninguna otra. Caminaba con un paso decidido haciendo que el sonido de sus pisadas resonara por toda la estancia con un eco que se colaba hasta en los rincones más recónditos de su cuerpo.

Se puso nerviosa al ver a aquel extraño acercándose cada vez más hacia ella, se preguntaba quién era y qué iba a hacer en aquel lugar cuando ya no había nada más de interés en él.

-Ya la fiesta acabó, llegaste muy tarde- Le dijo; él no respondió. -¿Quién se supone que eres y qué vienes a hacer a éste lugar- inquirió. Justo en ese instante comenzó a sonar la música nuevamente, cosa que la hizo palidecer pues ya ni siquiera los músicos se encontraban en el lugar, volteó la mirada hacia el lugar en el que se encotraban todos los instrumentos y cada uno de ellos se encontraban flotando y tocándose por sí mismos; tocando una melodía tan hermosa, serena y llena de paz que habría hecho derramar lágrimas a cualquiera que la escuchase. Cuando devolvió la mirada hacia el extraño se asustó al no encontrarlo cuando sintió aquel frío aliento en su cuello, éste se encontraba justo detrás de ella y le susurró -No vine a la fiesta que planeaste, ni siquiera fui invitado. Vine aquí con un sólo motivo... El de conocerte- ella se sorprendió al escucharlo decir aquellas palabras con una voz profunda, clara, tranquila, decidida y dulce. El dio la vuelta al rededor de ella y se paró justo en frente mientras ella lo seguía con sus hermosos ojos café que reflejaban aquel interior magullado y terrible pero en el cuál se hayaba una belleza única que al parecer él se había percatado con sólo mirarla.

Él sostuvo su mano entre las suyas y con uno de sus dedos trazó aquella forma tan preciosa diciendo -¿No te parece extraño que la mente siempre se preocupe por cosas tan triviales y comunes? cosas con importancia, claro está pero que al fin y al cabo tampoco la tienen- antes de que ella pudiera articular una respuesta llevó uno de sus dedos hasta sus preciosos y finos labios, tan carnosos, suaves, rosados y cálidos al tiempo que le decía -Shhh... No debes responderme. Lo que quiero que me respondas es algo con mucha más importancia que pensamientos vagos. ¿Quieres bailar conmigo ésta noche?- ella se sorprendió por aquella pregunta y el desconcierto se podía notar en la expresión de su cara. -Lo tomaré cómo un sí- dijo él e inmediatamente la tomó por la cintura con su brazo derecho y tomó la mano izquierda de ella con su mano izquierda al tiempo que ella sin más remedio colocó su brazo derecho al rededor de sus hombros y cuello.

-No eres alguien de muchas palabras, supongo- dijo ella luego de un largo rato  bailando con aquel extraño por toda la estancia. -Dejo que cosas más hermosas rellenen el ambiente mientras fijo mi atención en admirar las cosas que importan- dijo mientras le daba una vuelta y la volvía a tomar en sus brazos con una gracia increíble. -Me refiero a que pocas personas se toman el tiempo de deaconectar sus mentes de sus agitadas vidas y apreciar cosas que son preciosas pero infravaloradas cómo un silencio entre dos grandes conocidos, cómo una linda melodía, cómo los dulces latidos de un corazón, cómo la belleza n las expresiones de las personas que nos dejan mirar a través de lo que sienten. Ese tipo de cosas son más que perfectas y merecen ser apreciadas- dijo susurrando en su oído y aprovechando la cercanía para respirar cerca de su pálido cuello y acariciarlo con su aliento frío cómo aquella noche.

Ya se acercaba la mañana, él podía percibirla, no le quedaba mucho tiempo así que trató de aprovecharlo al máximo. Detuvo la música y detuvo sus movimentos que ya a tal punto estaban sincronizados a los de ella haciendo que ésta saliera de su pequeña hipnósis auto inducida para disfrutar de "aquellas pequeñas cosas" que él le había indicado. Él la miró a los ojos y le dijo -Mi querida Cassandra, estoy aquí para demostrarte que allá afuera hay un mundo totalmente diferente en el cuál puedes ser completamente libre y yo me encargaré de mostrarlo si rompes las cadenas que te atan y escalas los muros que te separande mí- ella no podía encontrarle sentido a la frase. -Verás, vine aquí con el motivo de conocerte y quiero decirte que de alguna manera sé que no me equivoqué al escogerte a ti y a esta noche. Sé que le encontrarás sentido a todas mis palabras en algún momento y quiero que sepas que justo en ese instante que lo hagas aún te estaré esperando- le dijo.

Se quitó uno de sus guantes y acercó su mano hasta la mejilla de ella, ella por su parte llevó una de sus manos hasta la de él y la acarició... -Tu piel está helada- le dijo e inmediatamente el acercó sus labios hasta los de ella y la besó; un beso que duró toda la eternidad en un par de segundos, un beso cargado de todas las emociones que podían sentir cada uno a su vez, un beso que unió dos partes de un mismo puzzle y en el que ambos corazones latían sincronizadamente. Inmediatamente sacó la rosa del bolsillo de su saco y le acarició la cara con ésta, haciendo un suave recorrido desde su frente, pasando por su nariz tan delicada y llegando hasta aquellos sensibles y suaves labios que a él tanto le apasioban; para finalizar colocó la rosa en aquellos preciosos rizos dorados tan brillantes cómo la luz del sol por la mañana y en los que era fácil perderse, cosa que le encantaba y se despidió con una reverencia ante ella, desapareciendo por completo.

Ella se quedó completamente perpleja pero con una sonrisa en el rostro, jamás se había sentido de aquella manera y no sabía aún cómo reaccionar ante ello. Pero algo era seguro, lo quería de vuelta, lo quería para sí misma, la hacía sentir completa y especial, la hacía sentir hermosa y no le quedó ninguna duda... Lo amaba. Amaba aquel ser aunque apenas le conociera y no tuviera idea si quiera de si era humano o no, si era de fiar o no, poco le importaba, sólo le amaba cómo los peces aman el mar y cómo las aves la primavera.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario