martes, 25 de marzo de 2014

Ataduras inexistentes

A veces me pregunto cómo llegué a ganarme la amistad, el cariño y el corazón de tantas personas siendo tan hijo de puta, soberbio, traicionero e insensible. Esa pregunta vaga por mi cabeza siempre.

Personas que han hecho tanto por mi, personas tan cariñosas, tan especiales, maravillosas... A veces siento que no merezco tener un puesto en sus amistades y es extraño porque suelo decir que la vida no se trata de pensar en lo que merecemos o lo que no sino de lo que tenemos y lo que debemos valorar.

Me encantaría devolverles de alguna forma todos los favores que han hecho por mi, favores grandes y muchas veces desinteresados pero que según mis ideales son demasiado importantes y aunque ellos me digan que no les importa, que eso hacen los amigos, que no me preocupe por ellos, de alguna forma me siento atado a ellos.

Soy de esas personas a las que si les salvas el culo buscara de alguna forma devolverte el favor así hayan pasado años. Siempre lo mantengo en mente, digamos que soy muy agradecido y supongo que es gracias a la educación que me dio mi hermosa madre.

En fin... Todos flotan.

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